No sé cómo será tu competencia.
Bueno, sí lo sé, porque algunos son (o han sido) mis clientes. Es una manera de hablar para decirte cómo es la mía.
Mi competencia factura millones de euros al año. Se dice rápido, eh? Pero ojito.
Van a eventos y dan ponencias en trajes chulísimos. Comparten su lifestyle en internet. Hacen anuncios muy buenos, parece que tengan un presupuesto infinito.
Tienen grupos de cientos de personas.
Y tienen unos negocios con una rentabilidad de la hostia.
Que luego la gente que les compra no están 100% contentos, siempre se quejan de falta de atención personalizada y esas cosas.
Sí sí.
Pero los que venden el millón de euros, son ellos.
No te lo digo quejándome. Admiro profundamente a estas personas (así, en general).
La cuestión es que yo ni he facturado un millón de euros, ni tengo grupos con cientos de clientes, ni me he comprado ropa molona para dar ponencias.
Podría decirte que prefiero los grupos pequeños en donde la transformación y la personalización son más profundas.
Y sería verdad.
Pero también estaría ocultando la otra parte:
Llevo mis 6 años de emprendimiento lidiando con un miedo muy fuerte a cada paso que doy.
Un miedo que, cuando no me doy cuenta, me hace quedarme en una versión pequeñita de mi misma.
Esta versión pequeñita de mi misma ha conseguido cosas muy buenas:
- Factura unos 80k al año trabajando a media jornada (o menos)
- Eso le da libertad para cuidarse y llevar la vida que quiere.
- Ayuda a que sus clientas cambien su vida 360º.
Y ahora no te lo digo para chulear, sino para que entiendas que no es que no me esté valorando.
Valoro un montón lo que he conseguido, lo que hago y quien soy.
Lo que te quiero contar es que todo esto lo he conseguido con el freno de mano puesto.
Por eso cuando alguien se ancla a sus excusas, a su miedo y no toma acción, no lo compro.
Porque al miedo me lo conozco muy pero que muy bien.
Cuando te digo que es a cada paso que doy… es que es una emoción que siento casi semanalmente, sobretodo cuando me enfrento a cosas nuevas.
Que es muy a menudo.
Está ahí, te hace procrastinar, te hace replantearte tu vida entera… pero cuando lo ignoras y das el paso, al poco tiempo, desaparece. Hasta la próxima.