Libérate del miedo en tu emprendimiento

Hoy te cuento algo difícil.

No sé si sabes que tengo una perrita, Pluma. Llegó a mi siendo una bolita de pelo.

Pesa 1,550 kg. Casi no hay ni mancuernas de ese peso.

Es diminuta, vaya.

Y casi desde que compartimos vida, he sufrido como una condená. Desde el minuto uno pensaba que se iba a morir, por una razón u otra.

A la semana de estar en casa, mis gatos la atacaron por un “malentendido” que no viene al caso…

Drama.

Al mes, jugando con un perro se cayó de cabeza (la parte de su cuerpo que mas pesa) en la acera, se quedó medio grogui.

Drama.

A los dos meses decide que es súper buena idea saltar del sofá al suelo. Se dió de bruces, se le cortó la respiración, no respondía…

Drama.

Y podría seguir.

La cuestión es que desde que llegó a mi vida, me siento absolutamente responsable de un ser medio suicida y ante cualquier evento que se sale de lo normal yo pienso que se muere.

No pienso que va a estar unos días mala, no pienso que “uy, vaya, qué susto”, no no. Pienso que se muere.

Creo firmemente que Dios (o el Universo) la hizo pequeña para que yo sufriera más jajaja. Qué mala pata tienen estos cuando se juntan.

Obviamente es broma… pero no es broma.

Aquí te estoy mostrando mi mayor tarita del momento.

Fuera de coñas, lo gestiono con diferentes profesionales y ya estoy a puntito de ver la luz con todo esto.

Lo que quiero contarte, es que todo este sufrimiento de cosas que solo pasan en mi cabeza, lo he sufrido de verdad. Una vez, tras otra, tras otra. 

Y yo por mi trabajo, hablo con muchos de vosotros que sufrís de un modo similar con vuestros negocios.

Una vez, tras otra, tras otra.

La realidad es que tu negocio sigue en marcha, sigues facturando, sigues ahí.

Y el sufrimiento solo es un aviso de que algo pasa.

Quizás no sabes gestionarlo, o no sabes hacerlo crecer, o no sabes cómo llevarlo con calma.

Quizás te gustaría dedicarle menos horas, o tener clientes más comprometidos, o que te permitiera hacer otras cosas que te gustan…

Yo no tengo ni idea (a día de hoy) de cómo enseñarte a que no sufras si tu perro/hijo/familiar se pone malito o tiene un accidente.

Ni idea.

Lo que sí sé hacer es que no sufras con tu negocio de salud integrativa.

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