Hasta el verano de 2022, siempre deseaba que llegaran mis vacaciones para no hacer nada.
Vivía agotada, estresada, enfadada…
Y las vacaciones eran ese momento de desconexión, de reencontrarme, de darme lo que necesitaba.
Por eso las necesitaba tanto.
Pero hace 2 años, estaba a puntito de irme de vacaciones un mes entero a Menorca.
Un sueño para mi.
Un mes entero en mi isla favorita.
Y ahí fue la primera vez que experimenté este fenómeno: cuando te das lo que necesitas sin juzgar, no necesitas tanto.
Es decir, que tenía un mes por delante para hacer lo que me diera la gana.
Y realmente necesité 3 días de sol, playa y mirar pececitos.
El resto del tiempo trabajé, tuve sol, tuve playa y miré pececitos de manera equilibrada.
Y por eso he estado todos estos meses viviendo de vacaciones.
Para mi no se trata de cogerte 2 semanas libres 2 o 3 veces al año, sino de darme lo que necesito en todo momento.
A veces basta con media hora de movimiento y un café en tu cafetería favorita.
Hazlo fácil.
Disfruta sin límites, ríe, descansa, vive con presencia.
Y te garantizo que encontrarás momentos para estudiar, para trabajar, para servir.
Sé que puede parecer una locura, pero es real.