Una razón de peso que traen algunas personas de serie es:
Ya he contratado algo anteriormente y no me funcionó.
En un mercado maduro como es el marketing y empieza a serlo la nutrición, la mayoría de tus clientes van a haber probado antes otro profesional.
Lo fácil es culpar a los demás.
Uf, si no te ha funcionado es porque mi competencia enseña las cosas fatal.
La cuestión es que eso alguna vez puede que sea verdad, pero no siempre.
No podemos ser super amigos del universo, entender que todo pasa por algo, que la vida es perfecta como es y luego decir “ya no compro más porque me equivoqué la última vez”.
A mis 17 años me enamoré por primera vez (o viví lo que yo entendía que era el amor en aquel momento).
Salió mal.
Salió horrible, vamos. No he sufrido tanto en toda mi vida. Todas mis heridas juntas ahí sangrando a borbotones.
“Esto no me vuelve a pasar” me juré.
Pero luego te das cuenta de que con esa actitud también te pierdes muchas cosas.
Así que, con el tiempo, me abrí a la posibilidad de volver a sufrir.
La realidad es que nunca más sufrí así y 16 años después (16???????!!!!!!!!!!!!!!! cuándo ha pasado esto?) tengo una relación que cada semana es más maravillosa y que daría para un par de temporadas de una serie tonta en Netflix.
Lo importante no es que algo falle o no.
Lo único que importa es entender por qué ha fallado.
Mira, es IMPOSIBLE que tu negocio sea el único del mundo que no pueda ser rentable, facturar bien y que vivas como te de la gana.
Es imposible. Lo siento, no eres tan especial.
Lo mismo que es imposible que a alguien se le den mal absolutamente todas sus relaciones por “casualidad”.
Hay algo que no funciona y puedes descubrirlo.
Solo así hay aprendizaje y, por tanto, evolución.
