Hace varios meses, estaba terminando de comer con mi chico y Pluma (mi perrita que pesa kilo y medio) se puso a vomitar. Mucho. Muchas veces.
En total contamos unos 15 vómitos en 40 minutos. Kilo y medio de perra.
La llevamos corriendo al vete.
Empieza la aventura.
Un poquito de contexto:
Como sabes, vivimos en Menorca. Aquí no hay hospitales veterinarios.
Aquí los veterinarios (por lo menos los que mi entorno y yo conocemos), tienen recursos relativamente limitados y más para un perro de kilo y medio.
Como siempre, mi perra elige ponerse mala un viernes por la tarde. Es más divertido el drama en fin de semana: todo está cerrado, todo de urgencias, etc.
Ya el sábado por la tarde, estaba bastante grave, nadie tenía clara la causa y parecía que se podía morir de un momento a otro.
Se le cuadruplicó el tamaño del estómago, una inflamación como un piano… En fin, no te quiero aburrir con los detalles.
Todo apuntaba a que el domingo habría que hacerle una operación de urgencias. Y las veterinarias no nos daban muchas esperanzas.
Hablando con unos amigos, nos sugieren que nos la llevemos a un hospital.
El domingo, ya nos dicen que sí, que la van a operar y entonces decidimos llevarnosla a Palma.
Aquí es bastante común ir a Palma para “cosas”. Tipo de compras, a médicos… y en este caso, al hospital veterinario.
Compra vuelos, haz maletas, busca hotel. Todo de ya para ya.
Decidimos que la llevábamos al hospital a las 13:00 del domingo y a las 17:00 ya estábamos registrándola en urgencias (gracias tecnología, aviones y señora que nos hizo el favor de cambiar los vuelos que yo había comprado mal con los nervios).
Pues agárrate.
Conforme nos atienden en el hospital la historia cambió drásticamente.
Pasamos de sentir que se moría la perra en cualquier momento, a sentir que estaba todo CON-TRO-LA-DÍ-SI-MO.
Era simplemente un caso más de su día a día. Sabíamos que seguía malita, sabíamos que había riesgos, pero ya no estaba la constante sombra de la muerte a nuestro lado.
Se notaba que dominaban perfectamente la situación. En lugar de operarla, simplemente le hicieron una endoscopia, cosa que no podían hacer en Menorca porque no tenían el aparatito lo suficientemente pequeño para que entrara por su tráquea de perro diminuto.
Ostras, qué poder, ¿no?
¿Cómo puede ser que cambiara tanto la situación?
En Menorca la habrían operado en vano porque finalmente no tenía nada en el estómago obstruyendo y gracias a tener los recursos adecuados cambiaron las tornas en 5 minutos.
Solo por tener los recursos adecuados.
Vuélvelo a leer porque es fuerte.
Recursos adecuados.
Todos los recursos: la flexibilidad de nuestros trabajos, el dinero para costear todo, el hospital, la aparatología, los veterinarios y especialistas…
Claro, cuando lo aplicas al negocio de salud integrativa, pasa exactamente lo mismo.
Tú puedes estar viviendo situaciones dramáticas que podrían cambiar radicalmente si tuvieras las herramientas adecuadas.
El problema es que mucha gente, por miedo, por falta de confianza, por lo que sea… no se atreve a dar el paso.
Prefiere actuar con lo que hay por miedo a perder la inversión, sin darse cuenta de que el mayor riesgo es quedarte como estás.
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