Hace varios findes estuve con dos de mis amigas de concierto.
Ellas no emprenden como tú y como yo.
Tienen un trabajo por cuenta ajena desde que terminamos la universidad, trabajan de 9 a 5 (o 6), tienen vacaciones limitadas… ya sabes.
Por si te pica la curiosidad te diré que son arquitectas.
La cuestión es que a pesar de que no tengan un emprendimiento como tal, manejan su dinero como un par de máquinas, invierten y emprenden a su modo y les va genial.
Así que en nuestros encuentros siempre sale el tema del dinero. Me encanta hablar de dinero y si es con amigas, más.
Esta vez, yendo en el metro, hablábamos de la diferente educación financiera que nos dieron nuestros padres.
“La gente rica se corrompe”
“El dinero no crece de los árboles”
“Trae, que yo te lo guardo, no lo vayas a perder”
Diferentes frases y acciones que nos fueron calando gota a gota de pequeñas y que ahora, poniendo consciencia, hemos podido soltar.
Te cuento esto por dos cosas:
La primera es que puede que sepas (y puede que no) que tus creencias sobre el dinero están definiendo tu volumen de facturación actual.
La segunda es que si tú trabajas en esto, no solo vas a cambiar tu vida, sino que vas a mejorar la vida de tu familia para siempre.
Por esto me formé sobre gestión financiera personal y profesional, sobre manifestación y sobre el dinero en general.
Y por eso lo incluyo en mis formaciones.
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